martes, 5 de octubre de 2010

XIII - El día H

Sabado 04 de Septiembre (luego de 3 semanas de viaje)

Hoy es el día H. Es la final de la liga nacional del hockey sobre hielo neozelandes. El nivel, si bien es bastante básico, llega a ser considerablemente más desarrollado que el nuestro. El partido es a las 5 de la tarde, en la pista que queda en Botany Downs, un lugar bastante bastante lejos de la ciudad.

Salimos tarde. Debíamos llegar temprano. En el picado de los viernes a los que voy, juegan unos 2 o 3 chicos del seleccionado local de la pista. El equipo en cuestión se llama "West Auckland Admirals" y es finalista. Cuando terminó el picado de ayer, hablando en los vestuarios sobre la final, uno de los Admirals me advirtió que llegara media hora antes porque el lugar iba a estar bastante lleno.

El partido comienzaba a las 5, pero llegamos como a las 5:15.
El equipo contrario, son los locales "Botany Swarms". La liga nacional está compuesta de sólo 5 equipos, y los 3 restantes son todos de la isla sur. El año pasado los resultados fueron bastante distintos, pero esta vez llegaron a la final los dos equipos de la isla norte (ambos en Auckland). El partido se juega en la sede de los Botany Downs, porque su pista tiene medidas olímpicas mientras que la de los Admirals es más parecida a una cancha NHL (un poco mas angosta y, en este caso, un poco más corta también).
Como yo voy usualmente a la pista contraria, la de los Almirantes del oeste, no sabía como ir y a las 3.30 hs estaba desesperado buscando el camino en colectivo por Internet. Fue así como salimos más tarde de lo que debíamos, y llegamos mucho más todavía. Los integrantes de esta exitante excursión fuimos: la argentina Vicky, la Canadiense de Calgary Ann, y yo. Como todo canadiense, Ann es simpatizante del hockey sobre hielo y me contó que una vez, cuando era más chica, había comprado tickets para todos los partidos de la temporada que Calgary jugara en pista local. Al tener mucho NHL encima, Ann decía estar extrañada y a mismo tiempo exitada de que iba a ver un partido de hockey en Nueva Zelanda.

El bus recorrio unos lugares hermosos. Las casitas del este son parecidas a las del oeste pero están mucho más decoradas con vegetación y son más espaciadas, lo que hace al este una zona mucho más linda. Después de 50 minutos de viaje, pasando por hermosos lugares y cruzando ríos, el bus nos dejó a media cuadra de la pista. Pero mientras nos acercábamos, vimos un cartel luminoso que nos insultaba "NATIONAL LEAGUE FINAL SOLD OUT!", implicando que las localidades estaban agotadas.
Decepcionados, no quisimos ver la realidad y como buenos argentinos entramos al hall del complejo. Las puertas de vidrio que daban a la pista estaban a solo metros. Las empujamos y zas! una mujer nos detiene con "Tickets please!". No tenemos tickets señora... no hay más tickets... "oh, lo siento, no pueden pasar sin tickets". Pedimos, rogamos y hasta mentimos para poder pasar pero no. Eran muy estrictos. Estábamos a punto de irnos cuando les digo: "chicas esperenme un toque que voy al baño". Como no encontré baño alguno, subí una escalera que apareció en el camino mágicamente. Arriba había un gimnasio, y las corredoras daban a unos enormes ventanales con vista panorámica a la pista!!!. Bajé a buscar a las chicas y nos escabullimos en el gimnasio. Pero tan sólo unos minutos después, una mujer nos rajó. Mientras bajábamos tristemente las escaleras y mi mente trabajaba a mil por hora intentando encontrar la forma de escabullirse en un lugar desconocido, aparece en la mesa de entrada una señora con la campera de los Admirals que parecía tener mucho que ver con la gestión de la venta de entradas. Como los picados de los viernes son en la pista de los Admirals, fui inmediatamente a hablarle. Le dije que jugaba picados con uno de los chicos del equipo, rogando que esta señora fuera su madre, hasta que me preguntó el nombre del pibe y no supe que decir. BOLUDO! Busqué los nombres que me venían a la mente, y mencioné a Shawn Henry, uno de los arqueros del viernes, y organizador de la liga de mayores sin contacto de Auckland. Latiendo estaba mi esperanza cuando la mujer se puso a hablar con la señora que vendía las entradas, que yo, sin entenderle ni la mitad de lo que decían, miraba con cara de pobrecito. Aparentemente, entre ellas juntaron unas entradas que les sobraban y pudimos lograr entrar!!!

Iban 10 minutos del primer tiempo. La señora que nos vendió las entradas nos dijo que ni ellos creían que se fuese a llenar tanto. La pista estaba repleta. Las gradas, ubicadas en el margen de enfrente, albergaban mucha gente, más de mil, super ultraseguro. De nuestro costado y atrás de los arcos, sólo había amplios corredores con gente mirando desde el borde de la pista. Compramos Steinlager tras Steinlager (una exquisita cerveza de acá), papafrita tras papafrita. Los tiempos pasaron a las trompadas y las trompadas pasaron a lo loco adentro de la pista. El primer período fue mucho más agresivo de lo que creí. Bastante más. Crosscheckings, bordings, holdings, roughings, elbowings, interferencias, mucho mucho sin cobrar. Claramente más agresivo que los partidos de las olimpiadas que había visto por tele con mis amigos de hockey. Ann me dijo que la NHL era así, pero que los mundiales y las olimpiadas son más para habilidosos que para golpeadores.

El partido fue entretenido más por los golpes que por otra cosa. Termino sólo 3 a 1 a favor de los Swarms, con el tercer gol faltando 1 segundo (UNO) y porque los Admirals habían sacado al arquero para meter un jugador más. El patinaje era espléndido. Nunca vi a nadie agacharse tanto para patinar como estos muchachos. La verdad que eso me sorprendió mucho. En el segundo y tercer tiempo hubo mucho menos golpes porque seguramente ya estaban bastante cansaditos. El partido fue de los Swarms principalmente. Los Admirals no tuvieron muchas oportunidades claras. Los jugadores parecían tener menos de 25 años, lo cuál demuestra un hockey todavía inmaduro pero con futuro. Imagino que habría alrededor de 2.000 espectadores, a 10 dólares cada entrada. Lamentablemente no llevé la cámara pero voy a ver si puedo conseguir el video. Ann notó, como grandes diferencias con la NHL, que los jugadores eran jóvenes, inestables en el hielo, y de pases poco precisos.

La vuelta fue un poco más cruda. Hacía mucho frío. Pasamos por el super que estaba enfrente, compramos maní en cáscara y nos pasamos comiéndolo durante los 40 minutos que demoraría el bus en llegar. Me eché una siestita en el bondi, llegamos a las 10 de la noche, me compré una pizza y nos esperó el cumpleaños de Caro, la chilena.

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